Jorge Flores Valdés

1 de febrero de 1941- 19 de noviembre de 2020
Por Elaine Reynoso Hayne

Con profunda tristeza despedimos ayer a Jorge Flores Valdés, gran forjador de la ciencia, la enseñanza y la divulgación de la ciencia en México. El Dr. Flores fue un líder ejemplar, un hombre de grandes ideas y creador de proyectos de gran envergadura. Por su admirable labor recibió muchos premios y distinciones, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1994.

Investigador emérito del Instituto de Física de la UNAM, del cual fue director de 1974 a 1982; fue también Subsecretario de Educación Pública, creador del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y director del Centro de Ciencias Físicas (Campus Morelos de la UNAM).  Con una vasta producción científica, también fue autor y coautor de varios libros para la enseñanza de la ciencia para el nivel medio superior, así como de divulgación.

Desde una etapa temprana en su carrera comprendió la importancia de incorporar la ciencia a la cultura general de la población por lo cual paralelamente a sus labores como investigador, maestro y funcionario tuvo una trayectoria destacada e intensa en el campo de la divulgación de la ciencia. Junto con el Maestro Luis Estrada y otros colegas desempeñó una labor pionera en la UNAM como integrante del grupo que hizo la revista Naturaleza que fue una gran escuela práctica para divulgadores.

En 1982, el también ex-presidente de la Academia de Investigación Científica, hoy Academia Mexicana de Ciencias, inició uno de los programas más emblemáticos de la divulgación de la ciencia en nuestro país, “Domingos en la ciencia”. Durante 10 años el Dr. Flores fue todos los domingos al Museo Tecnológico de la CFE en Chapultepec a presentar y acompañar a conferencistas quienes presentaban una gran diversidad de temas a un público general. Hoy ese programa sigue vigente en 36 sedes en el país.  Jorge Flores también participó activamente como conferencista con charlas muy amenas y divertidas.

En 1984, el Fondo de Cultura Económica (FCE) inició un proyecto editorial para divulgar el conocimiento científico en español para lo cual convocó a un grupo de los más prestigiados investigadores del país, entre ellos al Dr. Jorge Flores, para integrar un comité editorial el cual fue coordinado por la Física Alejandra Jaidar.  El resultado más emblemático de este esfuerzo fue la colección “La ciencia desde México” que después se convirtió en la “Ciencia para todos” con la finalidad de incluir a escritores de otros países.

En 1986, junto con otros 18 entusiastas de la divulgación de la ciencia, fundó la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia (Somedicyt), del cual fue su primer presidente.  La Somedicyt ha desempeñado una labor importante en el proceso de expansión y profesionalización de la divulgación de la ciencia en México.

En 1989, el recién nombrado rector de la UNAM el Dr. José Sarukhán Kermez, quien también formó parte de este grupo pionero, decidió llevar a cabo un sueño largamente acariciado por varios miembros de este grupo, crear un espacio para comunicar la ciencia al público, un gran museo de ciencias de la UNAM. El reto era enorme porque se contaban con solo cuatro años para hacerlo desde su planeación, conceptualización, diseño, construcción, montaje y apertura al público. El Dr. Sarukhán necesitaba a una persona con gran capacidad organizativa y ejecutiva para lograrlo. Encomendó este proyecto a su amigo Jorge Flores, recién nombrado director del Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (CUCC), hoy la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC). El CUCC contaba con un grupo reducido de personas con experiencia en comunicación de la ciencia, algunos de los cuales todavía están en la DGDC.  La magnitud y complejidad del proyecto requería de un grupo mucho más grande y diverso por lo cual el Dr. Flores conformó un equipo multidisciplinario de trabajo compuesto por personas con experiencias y trayectorias muy distintas como científicos, divulgadores de la ciencia, pedagogos, diseñadores, escritores, cineastas, ingenieros, expertos en cómputo, museógrafos, así como artistas plásticos y escénicos.  Varios colegas de la DGDC tuvimos el gran privilegio de ser invitados a integrarnos a este proyecto tan emocionante.

Ninguno teníamos experiencia en hacer un museo de ciencias lo cual significó un desafío importante. Con Jorge Flores a la cabeza, nos embarcamos en una gran aventura de aprendizaje a través de seminarios, lecturas, visitas a otros museos de ciencia y congresos. Establecimos un lenguaje común, una metodología de trabajo y reglas de colaboración para la realización del proyecto. El primer gran resultado fue una exposición espectacular que se llamó “Ciencia y deporte” que se montó en el MUCA (Museo Universitario de Ciencia y Arte). Con el reloj en cuenta regresiva para la inauguración del gran museo que es hoy Universum, el Dr. Flores decidió que deberíamos hacer el museo por secciones del guión conceptual, como si fueran piezas de un gran rompecabezas.  Así hicimos 39 exposiciones temporales con diferentes temáticas las cuales se montaron en diferentes sedes de la ciudad. Este ejercicio sirvió para ir desarrollando todos los equipos, probarlos y evaluarlos para que sus versiones mejoradas fueran montadas en su sede definitiva en Ciudad Universitaria.

En 1990, en medio de la euforia por hacer Universum, Jorge Flores fundó la RedPop (Red de popularización de la ciencia de Latinoamérica y el Caribe) junto con otros colegas latinoamericanos. Al igual que la Somedicyt en México, la RedPop ha desempeñado una labor muy fundamental para el desarrollo de la comunicación de la ciencia en América Latina.

El 12 de diciembre de 1992 se inauguró el Museo de las Ciencias Universum, el primer día del segundo periodo del Dr. José Sarukhán como rector de la UNAM. El museo abrió sus puertas con ocho de las doce salas que se habían planeado por lo cual la relección del Dr. Sarukhán dio la oportunidad de terminar de acuerdo a lo planeado.  Durante ese periodo, además de terminar las salas restantes de Universum, el Dr. Flores impulsó, apoyó y asesoró otros grandes proyectos de museos en el país y el extranjero, muchos de los cuales recibieron equipos diseñados y construidos por el CUCC. Dos de los proyectos más significativos y queridos por la DGDC son el Museo de la Luz, inaugurado en 1996 en el Centro histórico de la CDMX y la sala de Sistema Tierra en el Museo de Geología en 1997.

Por su gran labor, Jorge Flores logró posicionar a Universum y el Museo de la Luz en el ámbito internacional. Nuestros museos fueron considerados como el modelo a seguir, especialmente para los países latinoamericanos y fueron muy reconocidos por asociaciones como el ASTC (Association of Science and Tecnology Centers) y ECSITE (La red europea de museos y centros de ciencia). Por su propuesta de combinar la ciencia con el arte para comunicar la ciencia la dependencia recibió el reconocimiento Juan Antonio Samaranch en la Olimpiada Cultural de los juegos olímpicos de Barcelona en 1992.

Por su destacada trayectoria en divulgación de la ciencia el Dr. Flores recibió la máxima distinción en el campo en 1992, el Premio Kalinga que otorga la UNESCO.

Todos sus logros y triunfos, tanto personales como colectivos, fueron producto de su infatigable labor, su liderazgo, su gran capacidad organizativa, su generosidad y su facilidad para crear ambientes de trabajo amigables que se caracterizaban por su cordialidad, respeto, espíritu colaborativo y compromiso hacia una meta común.

Quienes tuvimos el privilegio de trabajar con él lo recordaremos por su mente brillante, cultura, creatividad, vitalidad, entrega, pero sobre todo por su gran sentido del humor que nunca lo abandonó.

Respetado, admirado y querido por muchos compañeros y colegas de la DGDC extrañaremos mucho al gran maestro y amigo Jorge Flores Valdés.

Acompañamos a su esposa Aurora, a sus hijos Ernesto, Rodrigo y Mariel y a su siempre fiel asistente Maricela en esta gran pena.